José María Buil Gómez, Universidad Miguel Hernández
Una mañana de invierno en la fría Rusia de 1891, el químico Aleksander Dianin experimentó condensando dos ingredientes: acetona y unas sustancias orgánicas llamadas fenoles. Uno de los productos que obtuvo fue el bisfenol A (BPA), que para ser exactos, combina dos moléculas de fenol y una de acetona.
Rápidamente, grandes multinacionales como Bayer o General Electrics empezaron a fabricar con él desde bolsas hasta carrocerías para coches. A partir de los años 30 del siglo XX, el BPA ha sido el componente del plástico más usado en los productos de consumo humano: los incorporan las botellas de agua y bebida reutilizable, los recipientes para almacenar alimentos, los recubrimientos internos de las latas de bebida, etc.